Caminata de 40 Km a Covadonga.

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La basilica
¡Hola a tod@s!
Desde que era jovencito he oído hablar de la caminata a Covadonga saliendo desde Colunga (donde yo veraneo). Sobre todo a altas horas de la mañana, donde siempre hay uno que esta crecido y dice eso de :»¿a que no hay huevos de ir a Covadonga andando?»


Bien, pues gracias a la tenacidad de mi cuñado Rafa, que además es el organizador de una Caminata a Covadonga ¡desde Gijon!. Casi ná. Pues eso, gracias a él que todos los años me decia que teniamos que hacerlo, lo hicimos.

A las 5:00 AM estábamos en pie preparando los bocatas con los ojos medio cerrados y bebiendo café, todo al mismo tiempo. Revisamos que llevábamos todo: linterna para la primera etapa hasta que amaneciera, agua, movil cargado, frutos secos, y el chubasquero porque en Asturias nunca se sabe.

Bocatas Covadonga

A las 6:00 AM salimos de casa dispuestos a cubrir nuestra primera etapa y posiblemente la más dura: la subida al Fito. Una carretera con rampas muy potentes en la que Indurain puso pie en tierra en su última vuelta a España. A las 8:00 AM llegamos a la cima. El día era espectacular se veía toda la costa y el sol apenas había salido. Un poco de agua y ¡a bajar!

Vaca

La siguiente parada era Arriondas. Decidimos ir por una carretera secundaria que nos llevaría directamente a uno de los mejores restaurantes de España: Casa Marcial. La bajada la hicimos dejándonos caer, casi al trote, ya que las pendientes son muy pronunciadas. A la llegada a Arriondas empecé a notar el cansancio. Era la mitad del camino, unos 20km, así que empecé a agobiarme un poco, la verdad.

El tramo de Arriondas a Cangas de Onis fue el que estaba en peor estado del recorrido. Un camino amarillo pegado a la carretera, especialmente creado para ir a Covadonga, mal cuidado, con los camiones pasando a tu lado, lleno de baches y zarzas. En fin, lamentable. Supongo que alguien se llevó la comisión y se quedaron sin mantenimiento. Antes de llegar a Cangas, tuve que parar a tomar un café y a descansar. Me supo a gloria.

A la llegada a Cangas, buscamos un sitio a la sombra y nos comimos uno de los bocatas que teníamos. Era difícil comerse los dos, el pan era muy rico pero denso como la hogaza de castilla. Esa salsa de chili dulce que tenia me dio la energía para el ultimo empujón.

Caminante

Esta parte del camino fue la peor por culpa del calor. Las horas en las que el sol está alto y te pega sin compasión, es terrible. Los pies empiezan a doler, las piernas a flaquear, pero ya queda poco y eso motiva. Otra paradita a tomar agua y mentalizarse del ultimo tramo.

En la llegada a Covadonga hay varios caminos hasta la basílica. Uno por una plataforma de madera que te deja justo en la basílica. Y otro, el de siempre, con escaleras hasta la gruta. Nosotros optamos por las escaleras y fue un alivio cambiar de músculos. A la llegada, mucha satisfacción y mucha gente. Ya solo quedaba esperar a Carmen y Laura para ir a comer al Molin de la Pedrera en Cangas de Onis y pegarnos un merecido homenaje.

La cueva

El haber terminado ha sido una gran satisfacción personal. Hace un año, ni siquiera lo habría intentado, ni se me había pasado por la cabeza. ¿Hacer casi 40 Km andando? Seguramente no hubiera llegado ni al KM5. Lo cierto es que ni siquiera la mañana que salimos las tenia todas conmigo. Pero lo intenté y lo conseguí. Sino hubiera sido así, no pasaría nada, el año que viene lo intentaría otra vez. Ese era el plan, mientras tomaba el café a las 5:00 de la mañana.

Hay que intentarlo. Hay que empezar, y después, ya veremos donde estamos y a donde llegamos. Y esto vale para cualquier cosa que os propongáis.

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